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Las BRICS: ¡Piénselo bien! |
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| Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, y el más reciente, Sudáfrica) poseen en conjunto un 40% de la población del planeta, un 25% de la superficie terrestre, producen un 20% del PIB mundial y controlan un 43% del intercambio global foráneo. Pero aunque son parte del G-20, no son un verdadero bloque de poder dentro o fuera de este. Ninguno es aceptado por completo como “líder”, aun en su región, y aunque el comercio entre ellos crece rápidamente, no han firmado ningún acuerdo de libre comercio mutuo. Rusia y Brasil están muy por encima de los demás en ingreso per cápita, sus trayectorias de crecimiento han sido diferentes y encaran una fuerte competencia de otros emergentes poderosos del mundo en desarrollo. Además, su crecimiento está desacelerándose. Se prevé que China sobrepase a EUA en PIB antes de 2030, y para mediados de siglo el grupo podría duplicar el tamaño del G-7. Sus consumidores están empezando a rivalizar con sus contrapartes americanas en poder total de compra y su motor económico deberá ser más importante que el de EUA o la UE durante la mayoría del siglo.
En la próxima década los BRICS podrían crecer más lento de lo que se vaticina. La sed de consumo tiende a moderarse cuando la infraestructura básica está en su lugar y los consumidores quieren más salud, educación y tiempo libre. Además, sufrirán las consecuencias de haber ido al rescate cuando EUA, Europa, y Japón colapsaron. Tras sufrir recesiones propias breves y en forma de V, ellos fueron tan rápidos en su recuperación, que su demanda ayudó a sacar a la economía global de su depresión inicial. Sus bancos centrales, junto con los de los mercados emergentes, cooperaron en la facilitación monetaria global. La demanda de productos básicos se estabilizó y el mundo evitó la debacle. Pero esto tuvo un coste para ellos. No les provocó otra crisis, pero pudo plantar las semillas para futuros problemas.
Por varias décadas los BRICS se beneficiaron de mano de obra barata, alta productividad, e inversión masiva en infraestructura y educación, convirtiendo al grupo en un temido y formidable competidor, pero la historia no ha terminado. Una energía barata y abundante gas bituminoso están atrayendo nuevas inversiones en EUA, la perforación rusa del Ártico y la producción de sal brasilera podrían encarecerse. La inagotable cantera de mano de obra barata se ha empezado a vaciar y la mecanización está permitiendo que el mundo desarrollado resurja. La ventaja competitiva puede estar volviéndose hacia Occidente más rápido de lo que se pensó. Tiene sentido para los inversores tomar en cuenta una parte tan enorme y exitosa de la economía global, pero esto es diferente a una euforia ciega. Cada miembro de BRICS es diferente, y también lo son los signos de interrogación que acompañan sus
economías.
Cierto que seguirán siendo la fuente principal de crecimiento en el futuro y juntos dominarán la economía global este siglo, como Europa y EUA hicieron una vez, pero aún les falta tiempo para ello. Lo que ya es un hecho es que la delineación clara entre países desarrollados y "atrasados" es cosa del pasado. En lo político, algunos vientos que han beneficiado a BRICS las pasadas décadas podrían aún convertirse en vientos contrarios. Un desasosiego político serio podría fácilmente descarrilar su ascenso. De cualquier modo, no se irán a ninguna parte. Podrán enfrentar fuertes ajustes al acostumbrarse a menores expectativas de crecimiento, mientras satisfacen a poblaciones más demandantes. Pero de una forma u otra estas grandes economías emergentes van a poner su sello en el siglo XXI.
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Este es el resumen del artículo "Las BRICS: ¡Piénselo bien!" publicado en Noviembre 2012 en la revista Foreign Policy.
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